Desarrollo

   La Colonia implicó una suma de dioses y demonios de las culturas indígenas y españolas, también de sus sencibilidades e ingenios. La influencia de la vida ritual española se implemento a través de la religión, al imponerse todas las fiestas propias del catolicismo. En cuanto al culto a los muertos, se establecieron los días de Todos los Santos y Files Difuntos.

   En la época colonial, las celebraciones del pueblo mezclaban una buena dosis de tradición y creencias indígenas con elementos del catolicismo; desemboca en prácticas rituales y ceremonias poco ortodoxas que se percibían más bien como alegres fiestas.

   La religión católica cambió totalmente el concepto sobre la muerte. Se le empezó a ver como temible pensando en las penas del Purgatorio y del Infierno, con esperanza para muchos de la felicidad y del descanso eterno. Se le dio una imagen a la muerte de un esqueleto con guadaña. Se le empezó a rendir culto a las ánimas del purgatorio, en el siglo XVII fue cuando se trató de quitarle lo terrorífico para darle un aspecto de amabilidad, viéndola sin miedo y con fe.

   En el festejo de el Día de los Fieles Difuntos, cuando se veneraban restos de santos europeos y asiáticos recibidos en el Puerto de Veracruz y llevados a distintos destinos, en ceremonias acompañadas por arco de flores, oraciones, procesiones y bendiciones de los restos en las iglesias, con reliquias de pan de azúcar -los cuales serían remplazados por las calaveras de hoy en día- y el llamado "pan de muerto".